Alvar Aalto _ Bocetos Preliminares

Artículo traducido de la publicación DAIDALOS -Berlin Architectural Journal- N° 15, September 1982, ´The First Sketch´, Alvar Aalto, ´The White Table´.

Sketch for the Church of the Three Crosses, Vuokkseniska, Imatra, 1957/9, Alvar Aalto.





La Mesa Blanca

La mesa blanca era grande. Yo estaba convencido de que era la mesa más grande del mundo, al menos del mundo que conocía en aquel momento.

La mesa era sólida, con un tablero de 7 cm de grueso. Estaba en la habitación mayor de nuestra casa. Era realmente grande, la única mesa en la que de niño había visto doce personas trabajando al mismo tiempo. Eran jóvenes ingenieros que hacían prácticas de geodesia bajo la dirección de mi padre.

La gran mesa tenía dos niveles. En el centro del tablero reposaban muchos instrumentos de precisión: reglas de acero de hasta 3 m de longitud y otros utensilios importantes. En torno a la mesa se sentaban jóvenes ingenieros y también algunas señoras universitarias. Esa mesa era el centro de todo el trabajo que se desarrollaba allí.

Se dibujaban mapas que cubrían la mayor parte de Finlandia y a veces se planteaban difíciles problemas que entonces yo no entendía aun.

No siempre estaban allí todos los ingenieros ayudantes. A menudo iban a los grandes bosques o los inmensos paramos en misiones oficiales. Gracias a eso siempre me encontraban un pequeño lugar ante la mesa y se me permitía dibujar a mí también. Me promovían al rango superior.

Supongo que me familiarice con la filosofía del papel y el lápiz a los cuatro años. Todavía recuerdo que los lápices castaños, afilados y duros se llamaban Eagle, y los blandos "Koh-i-noor". Pero sobre la mesa había también tinta china, lápices de colores y acuarelas.

¿Qué es el tablero blanco? Una superficie plana y neutral en conexión con el hombre; una superficie tan neutral que acoge lo que quieras, todo aquello que puede nacer de la imaginación y la destreza del hombre.

El tablero blanco es tan blanco como blanco puede ser. No impone reglas, nada que impulsa al hombre a hacer esto o lo otro. Se trata de una relación muy peculiar, casi única en su género: el hombre creativo y un instrumento receptivo que le inspira la producción de lo que esta por venir.

Rara vez hallamos en el mundo tal combinación, solo allí donde la voluntad y la destreza del hombre confluyen con la posibilidad de hacer realidad sus ideas.

La mesa blanca era tan grande; después creció aun más, pero no aumento de tamaño, simplemente se multiplicó.




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